Empezaba la noche con los noveles y locales Warchetype, que apuntaron buenas maneras y se mostraron sólidos sobre el escenario, lo cual me dejó una primera impresión bien positiva. Doom Metal al estilo tradicional (Pentagram, Saint Vitus o The Obsessed).
A destacar la figura del bajista, quien se mostró como el componente más suelto de la banda. De hecho, todos los bajistas me dejaron un grato sabor de boca.
Los siguientes en salir a tablas fueron los sevillanos Orthodox, que ataviados como cofrades presentaron su primer disco de nombre 'Gran Poder', el cual me agencié para poder saborear su sonido que ha sido denominado con el término Sacro Doom por Julian Cope.
En la parte inicial de la actuación se destaparon sobrios y minimalistas, pero según fueron avanzando, la contundencia musical de sus tres componentes comenzó a absorber la sala.
Una buena actuación que dejó con ganas de más.
Cuando los madrileños Moho salieron al escenario, el Doom Metal dejó paso al Sludge más intenso que se puede escuchar hoy en día.
Tan salvajemente comenzó su demostración de fuerza, que no pudieron acabar el primer tema debido a que Edu rompió el parche del bombó de su batería, pero una vez que el batería de Warchetype les ayudó ofreciéndoles uno de los suyos, la actuación se pudo reanudar y fue cuando se pudo contemplar a tres músicos excelentes y sobretodo a un batería feroz e implacable.
Sus dos discos valen mucho la pena. Geniales.
Escuchando... Momificados para la Inmortalidad (Machetazo)
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